La derrota del FA en el Municipio E no fue una sorpresa
De las cenizas
Tras la derrota sufrida en las elecciones municipales
de mayo de 2015, los frenteamplistas del Municipio E tenemos por delante un
quinquenio en el que deberemos
- apoyar la gestión de Daniel,
- seguir fortaleciendo la consolidación del Municipio y de
la política de Descentralización participativa de Montevideo desde la
oposición,
- responder cuidadosamente a las demandas de los
frenteamplistas que no emitieron su voto en el Municipio y
- volver a ser la primera fuerza del Municipio en las elecciones
departamentales y municipales de 2020.
Bosquejo original del logotipo histórico del Frente Amplio
Para lograr esos objetivos, antes deberemos intentar explicar
las razones del fracaso, modificar radicalmente el trabajo político que se hace
en el territorio (en el frente político y en el frente vecinal) y asumir las
responsabilidades políticas de cada uno y evitar pasarle las responsabilidades a otros por la derrota (el Concejo Vecinal, el Frente Amplio central, la
Departamental de Montevideo del FA).
Si hubiéramos ganado seguramente no le
estaríamos pasando la responsabilidad del triunfo a otros así que ahora hay que
hacerse cargo y ubicarse.
PREVISIBLE
El riesgo de la derrota se hizo cada vez más claro
desde 2011 y alerté de él en reiteradas oportunidades.
Dejé
escrita mi visión de la situación a fines de 2013 en un correo que distribuí a través del grupo de correos electrónicos de la Coordinadora L (faele).
Lamentablemente no me equivoqué y el resultado no me sorprendió.
Durante cuatro años sostuve que estábamos en un proceso de construcción cotidiana de la derrota (ccd) tanto en el frente político (lo que los números expresaban elección tras elección) como en el frente vecinal (aquí el tema es patético).
Sostenía el escenario de la derrota en hechos (cifras) y razones por los que entendía que
era inminente la posibilidad de una derrota en el Municipio en tres reuniones de
la Agrupación de Gobierno Municipal que integraba como concejal vecinal
frenteamplista pero los responsables
políticos de la zona ignoraron el planteo. No entendieron del caso ni siquiera analizarlo para
rechazarlo.
En esto, me dedicaron simplemente el ninguneo. En otros casos la cosa fue un poco peor.
El escenario era sencillo de visualizar: la
desacumulación era sostenida tanto en el frente vecinal como en el político.
La actitud electoral de los frenteamplistas de la zona era evidente y clara y las cifras y hechos la sostenían.
La última vez que expresé mi visión del riesgo de la
derrota y la necesidad de cambiar el modo en que se estaba haciendo política en
el territorio fue en una reunión de la agrupación de gobierno municipal en la
coordinadora Q.
Estaba hablando cuando la entonces alcaldesa Susana
Camarán y futura concejal municipal cortó mi intervención: “Julio, manejar
cifras es lo que quiere la derecha”.
Me dejó sin capacidad de reacción, sentí que no tenía
mucho sentido estar allí y a los quince minutos me fui de la reunión.
NEGRO SOBRE BLANCO
Lo que muchas veces dije en diversos ámbitos, quedó
sintetizado en ese correo electrónico que distribuí por FAELE en diciembre de
2013, en el que sostuve entre otras cosas lo siguiente:
“Vivimos en un territorio donde el
Frente Amplio tuvo un gran respaldo desde siempre. Mayoritariamente, se trata
de frenteamplistas con medios, con buena formación y capacidades críticas, se
trata de ciudadanos formados y comprometidos a los que no se conforma con
discursos vacíos, frases hechas.
No los conformamos con la
insistencia en el poder y vigencia de estructuras obsoletas que solo sirven
para aparateaer y de las que emergen discursos y resoluciones políticas que no
los representan. Menos todavía con apelaciones emotivas y
"unitarias".
Hay que trabajar muy en serio en el
frente político si queremos detener el proceso de desacumulación, que también
ha sido muy fuerte en el frente vecinal, lo que conforma un escenario
coherente.
Debemos manejar herramientas
fuertes, información adecuada y rigurosa y con objetivos y estrategias claras.
Los frenteamplistas de la zona nos
han advertido con el voto en blanco, con ausencia cuando se trató de elecciones
no obligatorias, con la ya histórica negativa a participar en los comités de
base y con el malestar que expresan permanentemente”.
Terminé el mensaje exhortando a que, como jugando al
Antón Pirulero, la Coordinadora L, los frenteamplistas de Concejo Vecinal, y
los comités atendieran su juego para ser “capaces de fortalecernos entre todos en
todos los frentes desde el lugar y rol que cada uno tiene. Terminemos de jugar
con fuego”.
Lamentablemente, nos quemamos.
Los responsables políticos del Frente Amplio en la
zona llevaron al fracaso a la fuerza política en el territorio.
Ahora quemados, será de las cenizas que deberemos
sacar fuerzas para apoyar la gestión de Daniel Martínez, seguir impulsando la
política de descentralización participativa de Montevideo como una seña de
identidad frenteamplista, responder a la ira de los frenteamplistas y
prepararnos para ganar en 2020.
Es perfectamente
posible.
Solo hay que
tener el ánimo dispuesto a dar un cambio profundo y radical a nuestra forma de
hacer política en el territorio y por sobre todas las cosas escuchar
sinceramente a los compañeros y vecinos frenteamplistas de nuestro barrio, de
nuestro municipio. Calmar su ira con hechos y palabras es uno de los primeros
desafíos.
Confío
plenamente que en 2020 volveremos a tener las mayorías en el Municipio E.