viernes, 12 de junio de 2015

La responsabilidad de la derrota no es de otros

La derrota del FA en el Municipio E no fue una sorpresa

De las cenizas


Tras la derrota sufrida en las elecciones municipales de mayo de 2015, los frenteamplistas del Municipio E tenemos por delante un quinquenio en el que deberemos
  • apoyar la gestión de Daniel,
  • seguir fortaleciendo la consolidación del Municipio y de la política de Descentralización participativa de Montevideo desde la oposición,
  • responder cuidadosamente a las demandas de los frenteamplistas que no emitieron su voto en el Municipio y
  • volver a ser la primera fuerza del Municipio en las elecciones departamentales y municipales de 2020.

Bosquejo original del logotipo histórico del Frente Amplio

Para lograr esos objetivos, antes deberemos intentar explicar las razones del fracaso, modificar radicalmente el trabajo político que se hace en el territorio (en el frente político y en el frente vecinal) y asumir las responsabilidades políticas de cada uno y evitar pasarle las responsabilidades a otros por la derrota (el Concejo Vecinal, el Frente Amplio central, la Departamental de Montevideo del FA).
Si hubiéramos ganado seguramente no le estaríamos pasando la responsabilidad del triunfo a otros así que ahora hay que hacerse cargo y ubicarse.

PREVISIBLE

El riesgo de la derrota se hizo cada vez más claro desde 2011 y alerté de él en reiteradas oportunidades. 
Dejé escrita mi visión de la situación a fines de 2013 en un correo que distribuí a través del grupo de correos electrónicos de la Coordinadora L (faele).
Lamentablemente no me equivoqué y el resultado no me sorprendió.
Durante cuatro años sostuve que estábamos en un proceso de construcción cotidiana de la derrota (ccd) tanto en el frente político (lo que los números expresaban elección tras elección) como en el frente vecinal (aquí el tema es patético).
Sostenía el escenario de la derrota en hechos (cifras) y razones por los que entendía que era inminente la posibilidad de una derrota en el Municipio en tres reuniones de la Agrupación de Gobierno Municipal que integraba como concejal vecinal frenteamplista pero los responsables políticos de la zona ignoraron el planteo. No entendieron del caso ni siquiera analizarlo para rechazarlo.
En esto, me dedicaron simplemente el ninguneo. En otros casos la cosa fue un poco peor.
El escenario era sencillo de visualizar: la desacumulación era sostenida tanto en el frente vecinal como en el político.
La actitud electoral de los frenteamplistas de la zona era evidente y clara y las cifras y hechos la sostenían.
La última vez que expresé mi visión del riesgo de la derrota y la necesidad de cambiar el modo en que se estaba haciendo política en el territorio fue en una reunión de la agrupación de gobierno municipal en la coordinadora Q.
Estaba hablando cuando la entonces alcaldesa Susana Camarán y futura concejal municipal cortó mi intervención: “Julio, manejar cifras es lo que quiere la derecha”.
Me dejó sin capacidad de reacción, sentí que no tenía mucho sentido estar allí y a los quince minutos me fui de la reunión.

NEGRO SOBRE BLANCO

Lo que muchas veces dije en diversos ámbitos, quedó sintetizado en ese correo electrónico que distribuí por FAELE en diciembre de 2013, en el que sostuve entre otras cosas lo siguiente:

“Vivimos en un territorio donde el Frente Amplio tuvo un gran respaldo desde siempre. Mayoritariamente, se trata de frenteamplistas con medios, con buena formación y capacidades críticas, se trata de ciudadanos formados y comprometidos a los que no se conforma con discursos vacíos, frases hechas.
No los conformamos con la insistencia en el poder y vigencia de estructuras obsoletas que solo sirven para aparateaer y de las que emergen discursos y resoluciones políticas que no los representan. Menos todavía con apelaciones emotivas y "unitarias". 
Hay que trabajar muy en serio en el frente político si queremos detener el proceso de desacumulación, que también ha sido muy fuerte en el frente vecinal, lo que conforma un escenario coherente.
Debemos manejar herramientas fuertes, información adecuada y rigurosa y con objetivos y estrategias claras.
Los frenteamplistas de la zona nos han advertido con el voto en blanco, con ausencia cuando se trató de elecciones no obligatorias, con la ya histórica negativa a participar en los comités de base y con el malestar que expresan permanentemente”.

Terminé el mensaje exhortando a que, como jugando al Antón Pirulero, la Coordinadora L, los frenteamplistas de Concejo Vecinal, y los comités atendieran su juego para ser “capaces de fortalecernos entre todos en todos los frentes desde el lugar y rol que cada uno tiene. Terminemos de jugar con fuego”.

Lamentablemente, nos quemamos.
Los responsables políticos del Frente Amplio en la zona llevaron al fracaso a la fuerza política en el territorio.
Ahora quemados, será de las cenizas que deberemos sacar fuerzas para apoyar la gestión de Daniel Martínez, seguir impulsando la política de descentralización participativa de Montevideo como una seña de identidad frenteamplista, responder a la ira de los frenteamplistas y prepararnos para ganar en 2020.
Es perfectamente posible.
Solo hay que tener el ánimo dispuesto a dar un cambio profundo y radical a nuestra forma de hacer política en el territorio y por sobre todas las cosas escuchar sinceramente a los compañeros y vecinos frenteamplistas de nuestro barrio, de nuestro municipio. Calmar su ira con hechos y palabras es uno de los primeros desafíos.
Confío plenamente que en 2020 volveremos a tener las mayorías en el Municipio E.

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