domingo, 1 de marzo de 2009

Fuera de libreto

La diva dijo que el que mata tiene que morir y  que hay dejarse de joder con los derechos humanos y con tener cuidado con los menores criminales.

El cuerpo de Susana y otras carnes argentinas

Mientras que en los cuerpos de miles de argentinos la tortura y la saña de las bestias fascistas barrían con los derechos humanos, Susana Giménez hacía plata exhibiendo sus hermosas carnes. Comercializó su cuerpo en todo su derecho pero hoy no tiene ningún derecho a pedir que se olviden los derechos humanos.

por Julio Scavino
Asesinaron a un amigo de la diva. A la diva la rodearon los micrófonos y en la más sincera de sus versiones, Susana Giménez dejó expuesto su nivel.
Dijo directamente que el que mata tiene que morir y exhortó a dejarse de joder con los derechos humanos y de tener cuidado con los menores criminales.
La otrora joven que publicitaba el shampoo Palmolive (shock de perfume limón) ahora lloraba dolida -y vamos, que no me gustaría que me matasen de ese modo un amigo- y lanzaba diatribas de ese tenor que fueron escuchadas por millones de argentinos, uruguayos y latinoamericanos.
Dos reflexiones, al respecto.
La primera es obvia: en situaciones críticas en las que tenés la razón obnubilada mejor no hables. Más si todavía tenes la tinta en el pelo fresca y te agarran los micrófonos en la puerta de tu peluquería. Allí nomás, con lentes negros que le tapaban los ojos hinchados de tanto llanto, se mandó su discurso fascista. Y ya sabemos como son nuestros primos lois argentinos cuando les excitan esa zona de su espíritu.
Lo de la pena de muerte no me gustó nada pero mucho menos me gustó eso de que se dejen de joder con eso de los derechos humanos.
Carnes
Los que hoy no se dejan de joder con los derechos humanos en Argentina reclaman por hijos, maridos, tíos, primos, amigos, esposas, amantes, vecinos cuyos cuerpos fueron torturados, vejados, violados, mutilados y tirados al río. Sus cuerpos fueron eliminados, están desaparecidos.
En esos cuerpos, en los cuerpos de esas personas, en sus carnes se consumaba la violación de los derechos humanos que hoy Susana Giménez reclama que se olviden.
En ese mismo tiempo, Susana Giménez exhibía sus carnes y hacía plata con su cuerpo en la publicidad o en edificantes películas que la inmortalizaron.
Mientras que en los cuerpos de miles de argentinos la tortura y la saña de las bestias fascistas barrían con los derechos humanos, Susana mostrando sus hermosas carnes hacía plata. Comercializó su cuerpo en todo su derecho pero hoy no tiene ningún derecho ninguno a pedir que se olviden los derechos humanos.
El espíritu fascista que desprende la actitud y las palabras de Susana Giménez no me hacen olvidar el horror que sufrió el asesinado ni dejar de aspirar a que se haga justicia. En ese caso horrendo como en todos los que la demandan.

Susana Giménez, emulando a Millán de Astray en la puerta de su peluquería de confianza.

1 comentario:

Unknown dijo...

hola julio:
muy bueno comentar estas cosas de gente que no piensa. lamentablemente la tinelizacion de la cultura lega a estos extremos en una sociedad que cada dia piensa menos y somete sus neuronas a oir y ver etas cosas.
Creo que hay programas culturales en argentina que claro como no venden aca no se compra el paquete. pero nunca un pensamiento de sabato, de borges, una pintura de xul solar,una obra de piazzola para deleitarse. esa cultura que no interesa. siempre todo dirigido hacia la farandula y lo mas triste no es quien lo dice sino quien lo consume y asume.
hay un error en el link, yo lo corregi y entre, pero fijate que blogspot esta mal escrito y es por eso que te manda a otro lado jajaja.
bueno arriba con las iniciativas, los cambios cuando incumben a la cultura son buenos.
un abrazo grande. eugenia.